Aquellos que nos dedicamos al mundo de la sostenibilidad, tenemos un año muy concreto en mente: 2030.
La fecha meta propuesta para cumplir los Objetivos de Desarrollo sostenible está cada vez más cerca y, tristemente, estos objetivos no están en marcha.
El
objetivo 6,
“Garantizar la disponibilidad de agua y su festión sostenible y el saneamiento para todos” se ve lejano.
Si tenemos en cuenta que 3 de cada 10 personas
carecen de acceso a agua potable, que más del 80% de las aguas residuales
se vierten en ríos o mar sin ningún tratamiento y que cada día
mueren unos 1000 niños debido a enfermedades asociadas a la falta de higiene, entre otros tantos datos desoladores, está claro que el problema está servido.
Pese a que este objetivo, fijado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene como metas para 2030 lograr un
acceso universal y equitativo de agua potable, acceso a
servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos, mejorar la
calidad del agua reduciendo la contaminación o implementar la
gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, entre otras tantas, los expertos predicen que para dicho año,
la demanda mundial de agua dulce superará la oferta en un 40%.