Ahora que ya hemos dejado claro qué es la lluvia ácida,
es el momento de comentar sus efectos.
Avisamos de que no son pocos. Y sí,
todos resultan especialmente devastadores para el equilibrio de los ecosistemas.
Aquí te dejamos algunas de las consecuencias de la lluvia ácida. ¡Alarmarse está justificado!
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El impacto en los océanos. Si el pH del mar baja, el fitoplancton se ve afectado. Este es el alimento de una gran variedad de animales,
lo cual provocaría un efecto en cadena que conlleva a la extinción de ciertas especies .
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El impacto en la vegetación. La lluvia ácida también cae sobre la superficie terrestre, lo cual provoca una mayor concentración de metales en el suelo.
Esto impide que muchas plantas no puedan crecer como corresponde, siendo más sensibles ante posibles enfermedades o plagas. Un daño transversal para bosques, selvas y demás zonas con vegetación.
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El impacto en las aguas terrestres. Tan solo el 1% del agua de la Tierra es dulce y, por ende, potable. Su acidificación provoca que no se pueda beber cuando alcanza ciertos niveles de pH e impide que nos alimentemos de los peces de estas aguas.
Una crisis social que va más allá de lo medioambiental.
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El impacto en la vida microscópica. Por si todo esto fuera poco, la lluvia ácida termina con la vida de los microorganismos fijadores de nitrógeno.
Esto provoca que el nitrógeno ambiental pierda a los responsables de su reducción y el daño sobre todas las especies del planeta es de lo más drástico.
Como puedes ver, las consecuencias de la lluvia ácida son tan variadas como preocupantes.
Seguir por el mismo camino es insostenible. Y los efectos no dan pie a más espera.
Es el momento de actuar y depende de todos nosotros hacerlo con la responsabilidad que se espera de la especie que, presumiblemente, domina la Tierra.