Para empezar, los océanos son una importante fuente de oxígeno, además de encargarse de capturar y almacenar carbono, punto clave para frenar el cambio climático.
Regulan el clima al transportar calor a través de corrientes oceánicas. ¿Cuántas veces nos hemos asado de calor en pleno noviembre y hemos ido con chaqueta en verano? Esto es debido al cambio climático, ¡imaginad sin la contribución de los ecosistemas marinos!
También proporcionan alimentos a gran parte de la población gracias a los peces, mariscos y algas, lo que brinda nutrientes, minerales y proteínas a nivel mundial.
Los ecosistemas marinos albergan en su interior infinidad de especies. Y es gracias a esta biodiversidad que se mantienen en equilibrio los ecosistemas.